Cápside. Valencia, 2012. 347 páginas.
«Abrió la boca y liberó el rugido, mientras corría por una basílica oscura con pavimento de hojarasca y bóveda de ramas entrelazadas. El bramido se enroscó en los troncos y trepó por ellos. Al llegar al punto en que comenzaban a bifurcarse se expandió, siguiendo cada tortuosa senda, hasta hacer vibrar todas las hojas. El grito primordial sacó de sus nidos a los pájaros, que huyeron en aleteantes bandadas; resonó en las simples mentes de los depredadores, que unieron sus propias voces a las de su señor; penetró en las mentes de los leñadores, cazadores y eremitas, tiñendo sus pesadillas de sangre y desesperación; alcanzó, por último, a los olvidados, a quienes les había sido arrebatada la capacidad de escapar, gritar y soñar. Aunque aún n oestaban siendo convocados, los olvidados recordaron por unos fugaces instantes cómo era estar vivos... y lo anhelaron.»
Hace siglos que Salgaria vive sojuzgada por el Imperio de Fingard, del mismo modo que Siobana, el Dios del Trueno, languidece a la sombra del todopoderoso Wultan. La marea, sin embargo, está a punto de cambiar. Anther’a será invocado desde el vacío sin forma para empujar a los reinos de los hombres hacia el caos, una jugada osada que puede llevar a la aniquilación de toda existencia. Aunque ningún riesgo es demasiado alto con tal de que prevalezca La ley del trueno.