Grupo AJEC. Col. Tangentes # 3. Granada, 2011. 335 páginas.
Es hora de madurar: la magia no existe, y se acabó lo de jugar a hechiceros.
El
Mal tampoco existe. Y si existe, es indudablemente menos terrorífico
que el Bien. Porque todo es siempre más complicado de lo que parece.
Incluso el Bien. Todo está lleno de sombras. Sombras de las que surgen
arcángeles redentores, duendes adoradores del arte, brujas ninfómanas y
monstruos de pesadilla, como los que habitan en una urbanización
norteamericana presuntamente idílica. Y, por supuesto, sombras que
esconden lo que ocurre de verdad en un gran supermercado: una batalla
épica cuyo desenlace podría cambiar el mundo.
Finalizadas
las clases en la Escuela de Magia, Conrado, Figueredo y Umami son
enviados a su primera misión de campo al lugar más peligroso de la
Tierra: Estados Unidos. Objetivo: investigar un proyecto de control
memético que podría volver amable y sonriente a todo el mundo. Sin
embargo, las cosas no siempre son lo que parecen, y para salir con vida,
Conrado deberá alcanzar una temperación totalmente nueva, quizás esa
clase de temperación que se parece sospechosamente a la falta de
temperación.
La segunda parte de Jitanjáfora
(finalista de los premio Ignotus y los Xatafi-Cyberdark 2007) continúa
dinamitando las convenciones del género fantástico, huyendo de la
ortodoxia formal, moral y subnormal. Demostrándonos que la magia potagia
es sólo un pueril juego de manos. Y que, en definitiva, ésta no es una
narración apta para todos los públicos, aunque debería serlo.
Jitanjáfora:
desencanto constituye un sarcástico tour de force para volver atrás, un
gran viaje des-iniciático. Porque así son todos los grandes viajes: te
cambian hasta el punto de que nada cambia. Y entonces llega la hora de
colgar la túnica, romper la varita y ver la comedia pasar. Exorcismo
completado.