Alamut. Serie fantástica # 47. Madrid, 2012. Título original: Shadowmarch. Traducción: Carlos Gardini. 618 páginas.
La Línea de Sombra separa los reinos
humanos del país crepuscular de los qar, adonde éstos fueron expulsados
tras cruentas guerras. Durante siglos, los reyes de la Marca han
vigilado esta frontera septentrional, atentos a todo lo que pueda
intentar traspasarla. Esta sagrada misión prevalece sobre los vaivenes
de los imperios del sur, pero la Marca no siempre ha podido mantenerse
alejada de los conflictos con sus vecinos, y se encuentra en un momento
de especial debilidad. Por desgracia, justo ahora la Línea de Sombra ha
comenzado a moverse, invadiendo su territorio...
En el castillo de Marca Sur, el príncipe regente Kendrick se
ha hecho cargo del trono desde que su padre, el rey Olin, fue llamado al
sur con promesas de alianza y se encontró secuestrado en la antiquísima
ciudad de Hierosol. Los nobles del reino, soliviantados por los
tributos necesarios para reunir el rescate, complican con sus exigencias
el gobierno de la Marca. La visita del embajador de Hierosol portando
cartas de Olin y un nuevo acuerdo para el pago del rescate tendrá
consecuencias imprevisibles para el reino.
Especialmente para los mellizos Barrick y Briony, los hermanos
menores del regente. El melancólico Barrick tiene un brazo tullido y
esconde un oscuro secreto relacionado con el rey, pero las
circunstancias no le permitirán mantenerse apartado del juego por el
poder. Y Briony, una muchacha independiente y aventurera, se encontrará
atrapada en el papel que su condición de princesa demanda de ella, y
deberá luchar por zafarse de quienes desean convertirla en un peón de
los pactos dinásticos.
Mientras que en el remoto sur el poderoso dios-emperador
conocido como autarca prepara sus legiones para la invasión del norte,
al otro lado de la Línea de Sombra los misteriosos qar ponen en marcha
sus planes para la reconquista de las tierras perdidas. El menguado
reino de la Marca tendrá que enfrentarse a ambas amenazas al mismo
tiempo, sabiendo que si fracasa no sólo perecerán todos sus habitantes,
sino que habrá llegado el fin del mundo de los hombres.