Simetrías rotas. Steve Redwood

Sportula. Gijón, 2013. Edición digital (epub). 272 páginas.

De la tragedia y el horror a lo surreal, pasando por la comicidad demoledora, estos relatos de Steve Redwood construyen, con su constante cambio de estilo, punto de vista y atmósfera, una recopilación cuya principal constante, además de una mirada incisiva y lúcida, es la variedad.

Doctores que se ven obligados a sacrificar a sus propios pacientes, sacerdotes infectados por un agujero negro, pedófilos que buscan la salvación espiritual en una criatura no humana en medio de una siniestra granja francesa, la verdadera historia de Highlander, criaturas poderosas atrapadas en la vastedad patagónica con sólo una fuente de sustento, billonarios que se convierten en su propia última voluntad y testamento, los últimos humanos sobre la Tierra cometiendo un error irreparable, gladiadores de la tercera edad en una plaza de toros española, monstruos buscando venganza sobre la diosa que los deformó, Esperanza Anguila enfrentándose a la justicia poética…

Simetrías rotas fue nominada a Mejor Recopilación en 2010 por la Sociedad Británica de Fantasía. La versión española incluye la mayoría de las historias, así como unas cuantas escritas especialmente para esta edición.

Uno de los autores más osados y transgresores que he leído en mucho tiempo.
Carmen Posadas

Ideas originales y atractivas, una asombrosa gama de temas, géneros y registros, un sentido del humor juguetón, inteligente y tan cruel como compasivo, y unos personajes llenos de ternura, dolor y fracaso, fragilidad y fuerza, tratados con una mirada profundamente humana.
Elia Barceló

Uno de los libros más disfrutables que jamás he leído.
Ian Watson

Una recopilación de relatos sumamente entretenida. Cada uno es completamente distinto a los demás… salvo por el hecho de que todos son excelentes.
Steven Theaker, presidente de la Sociedad Británica de Fantasía

Burbujas de oscuridad atrapadas en un humor fluido, como jachís suspendido en vino dorado, una mezcla tan embriagadora como inquietante.
Rhys Hughes